Habían estado repartiendo puré en el Wild Duck y el polaco pregunta: "¿de qué era?". "De puré", responde. Calado desde los mismísimos agujeros de los zapatos hasta el gorro de lana. Sigue arreciando afuera y al lado se sienta el viejo quitándose el abrigo azul. Puré.
El tipo del contrabajo anda medio peleado con el dueño y le reclama a Gowen trescientas de aquel domingo con el local lleno y una parejita de extranjeros soliviantando las morales de la parroquia. No quiere saber nada de los chanchullos del jefe, intenta conformarlo, lo "saca" del local y gira la llave antes de encender el cigarrillo. Despacio hasta la registradora. La dole y el tipo que bebía una y media cada vez deben haber contribuído a llenar el cajón.
Crack de los hielos recibiendo Seagram's mientras suena otra última canción, ahora con el volumen al tres. Detrás de la puerta el cuerpo inesperado y la maleta. El cigarrillo mirando al vaso mientras se consume en el bar. Piensa rápido, dispara y enlaza para que esté bajo control.
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