Ningún signo de violencia. La cara denota que, definitivamente, no le iba a importar que no volviera. Mueca plácida y labios azules. La bolsa a los pies tiró del cuello, ladeó la cabeza e instaló la corazonada de algo gordo. Rápido a la trastienda y por la escalera al almacén. El cigarrillo consumiendo la última bocanada frente al vaso de ginebra aguada.
La voz pelirroja suena a zumbido ebrio del otro lado. Exporta el decálogo de la situación. Haciendo hincapié en mantener el control los próximos días, resonando escocés seco bajo la barbilla y gestionando la reserva.