miércoles
- Bad day to wear your hat, Larsen
Bueno, parece que la marquesina resiste el aguacero. Aunque... quizá sea uno quien termine por desesperarse ante el prometido retraso. Y se aventura bajando; la figura exacta, cojera incluida; por el margen del río, aún esperando la última lancha de la tarde (y quién sabe si del lustro) hacia el sur, casi tan lenta como la primera de la mañana.
Pero en realidad sólo es uno garantizando no volver a encontrárselo si devuelve la mirada en el espejo, usurpando el bulto bajo la manta.
Se empecinan la mampara y el cigarrillo frente al viento, el sombrero pelea por empatar y las lanchas siguen desaparecidas.
Un desastre para cualquiera. Un acicate para quien se sienta aguerrido. Aún oliendo el astillero oxidado en la marea.
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